Efectos

La inclusión incluye al todo o solo al poco...

Hace unos días atrás estaba en la fila del colectivo junto a mi madre, una mujer de 79 años y paciente oncológica.
Como siempre lo hago, y estando en el frente de la fila, paro el colectivo, acompaño y ayudo a subir a mamá. Al costado mío había un señor con un carnet de discapacitado.
Al momento de subir este hombre que debió haber perdido la educación en alguna alcantarilla, se devanó los sesos y con mucho rencor dijo en voz baja "eh gorda"...
Adjetivar a una persona por algún tipo de condición física se transforma en insulto. Es lamentable escuchar a "personas" (sí se las puede llamar así) pronunciar ese tipo frase.
Entonces porqué alguien que no desea ser discriminado o insultado, hace todo lo contrario a eso que como sociedad alentamos a dejar de hacer?
No me afecta el calificativo de "gorda" porque me asumo tal cual soy. Y mi educación, mis valores, etc no pasan por mi apariencia física. Pero porque hay gente que piensa que las carecterísticas físicas de otra persona son motivo de insulto? Algo en sus cerebro no coordina correctamente.
Por mi parte trato día a día en no discriminar, porque en el fondo en ciertas situaciones terminamos todos siendo discriminadores. Quizás esperaba de una persona con capacidades diferentes a la mías me fuera ejemplo del "NO DISCRIMINAR" pero termino siendo todo lo contrario y da una tristísima imagen de sí mismo.
Obviamente no todos son así pero solemos encontrarnos cada tanto con personas así...
Entonces es difícil hablar y actuar la inclusión cuando la inclusión misma en ciertas ocaciones se presenta, debido a esta gente, como no parte de un todo sí no como una parcialidad discriminadora.

Dudosa exteriorización

Por cuestiones laborales y también espirituales conozco a una persona que cada vez que la veo o me toca compartir alguna reunión o charla, siempre anda diciendo cuán feliz es, cuán asentado en la vida esta, cuán groso son sus progresos, cuán bendecido es.

Ante mi carácter no extrovertido este tipo de declaraciones constantes me hacen percibir a esa persona bastante falsa. Mis pensamientos van más ligados "al mirarlo de reojo" que a quizás aceptarlo así como él se expresa. Pero me cuesta enormidades, y voy descubriendo que todas esas palabras tiene su gris.

Él es un ministro de la Iglesia, o sea sacerdote, y me llama poderosamente la atención como ciertos temas "parece" tenerlo resueltos y encaminados. También he notado que su carácter no es exactamente "ondas de amor y paz" ni tampoco de "el señor es mi fortaleza". Son más bien del tipo secante y con sesgo "autoritario"...

Es triste darse cuenta que esta persona, para muchos un canchero y bananon total, es opuesto a esto que una supuesta mayoría adula.

Me cuesta estar cerca o siquiera interactuar ya que al fin de cuentas me cae mal y me sale irme bien hacia otro lado para evitarlo lo más que puedo. Es claro sí, mi actitud cristiana puede ser cuestionable, pero como todo cristiano tengo mi pensamientos libres, independiente y sobre todo mis sentimientos son los que mandan. Y sí el corazón y la cabez (raramente en concordancia) me dictan ir en dirección opuesta les hago caso. 

He intentado tener un actitud más abierta pero no lo logro porque no me gusta ser falsa ni pretender ser alguien que no soy. 

Abrazar a todo el que pasa no es mi camino, no es mi forma, porque el abrazo es algo sagrado, es un regalo que a pocos doy por mi forma de ser. Sí sí puede ser cerrada pero mi libera y libra de gente falsa e interesada.

Lo felicito a él por tener esa actitud, de aspecto superficial sincera, de felicidad expresada de muchas maneras. No quiero ese tipo de felicidad por no me cabe.

Espero honestamente que el de "arriba" que todo lo entiende me de sabiduría para afrontar esta situación. Él sí sabe como darnos felicidad. Es cuestión de saber encontrarla...

¿Pregunta sin respuesta?

Por qué hay gente 

que le pedís un favor, 

y se le estrecha hasta el cerebro?

Aunque no tenga mac ¡un divinor!

Déjalo...

-Déjalo ir-
-Pero lo amo-
-Pues Ámalo-
-Pero lo extraño...

-Pues extráñalo. Cada vez que pienses en él, mándale Amor y Luz. Después deja ir el pensamiento. Tienes miedo de dejarlo ir porque después estarás sola. Pero esto es lo que tienes que entender, si despejaras todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte con esta persona, tendrías una puerta y ¿sabes qué haría el universo al verla? Colarse. Se colaría y te llenaría del amor más hermoso que jamás hayas podido conocer. Así que deja de estar usándolo a él para bloquear esa puerta.
Déjalo ir...
"Comer, rezar, amar" Elizabeth Gilbert